por Raúl Fuentes
La pregunta siempre es la misma: ¿cómo hacer una buena adaptación fílmica de un cómic? 300 es, a mi juicio, una de las mejores adaptaciones que se haya hecho de una novela gráfica por una sencilla razón: no se toma las cosas en serio y explota lo que más sirve y deja de lado lo que no es útil.
Me explico: 300, la novela gráfica no es más que una historia de Sin City narrada en Grecia en el 480 a.C. Los personajes de Miller en su Ciudad del Pecado son básicos, son personajes de ‘una sola pieza’, lo cual no necesariamente esté mal, digo, no es que uno esté pidiendo a gritos personajes bi dimensionales. Es por eso que, mientras que ver la película podremos hallarnos con una historia hueca (y los que se pongan rigurosos, la verán con muchas deficiencias históricas), lo cierto es que las batallas y las coreografías valen la paga del boleto.
Consideren esto: los espartanos eran gente muy belicosa. Guerra, golpes, muertes. Si finalmente esa era su esencia, ¿por qué no aprovechar todo para hacer un festín visual de épicas proporciones?
Sí, el guión no exige mucho del talento histriónico de los actores, que por lo demás, sí se ven muy teatrales y demás, pero insisto, los diálogos de Frank Miller siempre han sido así: como tirando netas y directos.
¿Hace Zack Snyder un buen trabajo? Yo digo que sí, porque el cine debe ser una experiencia audiovisual y 300 lo es. De toda la gente que sé que la ha visto juega a que tiene su espada y grita: ‘This is SPARTA!’. La verdad, relájense… 300 no es ni por mucho la gran película (Batman Begins, anyone?), pero ni siquiera pretende serlo (nomás chequen cómo llegó al primer lugar de taquilla durante dos semanas y nadie se lo esperaba).
Ahora bien… Zack tiene en sus manos la dirección de Watchmen, que es muuuuuuy diferente a 300, lo cual significa que aquí SÍ debe haber profundidad debido a la psicología de los personajes, pero según él, tiene todo bajo control.
Pues que así sea, váyanse a verla que yo sí la quiero ver de nuevo.
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